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Entre renuncias vive la administración pública por los bajos salarios

Trabajadores del Estado manifiestan su descontento y lamentan salir de su área profesional para ganarse la vida -por ejemplo- como taxistas

«Por los bajos sueldos más que renuncias, hay deserciones, empleados que piden vacaciones y no regresan”, aseguró para Reuters un extrabajador del Metro de Caracas, quien abandonó la empresa luego de 30 años de servicio, debido a la mala remuneración.

Manifestó que un trabajador del Metro de Caracas, gana alrededor de 10 dólares al mes, hecho que explica la ausencia de empleados, así como algunas estaciones que abren tarde o cierran antes de tiempo.

El panorama también se refleja en la Cantv, donde los sueldos en bolívares rondan los 6 dólares con bonos semanales.

“¿Ese salario, para qué sirve? Por eso muchos tienen trabajos por fuera”, agregó para el medio el sindicalista y trabajador, Igor Lira.

El sueldo de un trabajador público no alcanza ni para un kilo de queso.

Para sobrevivir los empleados de la administración pública, se encargan de realizar otras labores, como trabajar de albañiles, manicuristas, cerrajeros, revendedores, entre otras actividades fuera de su área profesional.

Tal es el caso de Ángel Navas, un sindicalista de Corpoelec, quien se gana la vida como taxista y repartidor, acudiendo a la oficina solo una vez por semana, donde solo gana 4 dólares al mes.

Relató que quienes van a trabajar “a veces costean los repuestos de las unidades que se usan para resolver las fallas”.

La mala remuneración, generó apatía en la administración pública, cuyos trabajadores en el argot venezolano no se dan mala vida y mucho menos se sintieron motivados para votar en las pasadas elecciones del 6 de diciembre.

“No fui a votar para acelerar los procesos y que venga un nuevo Gobierno”, expresó Rómulo Muñoz, trabajador de Venalum con 15 años de servicio.

“Cuando eso pase, los trabajadores tendremos beneficios y no necesitaremos de ninguna cajita CLAP para sobrevivir”, sentenció.

“Las instalaciones del Seniat están desiertas. Si antes había 20 funcionarios en una oficina, ahora van dos”, destacó un empleado, quien prefirió mantenerse en el anonimato para la agencia de noticias, haciendo referencia a que la mayoría trabajan para empresas privadas o como otros se van del país.

Para Reuters si bien la estrategia «ayuda a rendir los ingresos del Estado, desfavorece a la una vez voluminosa masa trabajadora y debilita la capacidad del Gobierno para funcionar y regular como antes la economía» generando desempleo y deficiencia de los servicios públicos.

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