Una fecha que busca concientizar acerca de las causas y consecuencia de la enfermedad
El Día Mundial de la Trombosis se conmemora cada 13 de octubre. Este día sirve para concienciar acerca de todo lo que se puede saber y conocer sobre la trombosis con el fin de reducir las muertes prematuras y la discapacidad que puede llegar a causar.
La trombosis es una enfermedad en la que se forma la coagulación de sangre en el interior de un vaso sanguíneo. Este es uno de los causantes de un infarto de miocardio, por su prevención es muy importante seguir un tratamiento con sus respectivos medicamentos para parar esta enfermedad que afecta a las venas y a la salud del organismo.
Esta patología aparece en pocos días o incluso en horas, de golpe, generalmente en la pierna (o en el brazo) y normalmente se manifiesta con: dolor en la pierna o en el brazo. hinchazón de la pierna o del brazo. aumento de temperatura de la zona dolorida.
De hecho, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 1 de cada 4 personas en todo el mundo mueren por afecciones causadas por trombosis.
Las trombosis se clasifican según el lugar del cuerpo en el que se produzca. Sin embargo, las dos grandes clasificaciones que se utilizan a la hora de categorizar la trombosis son venosas y arteriales.
Si queremos identificar si un paciente es de riesgo, los profesionales de la salud deben realizar una evaluación sobre la trombosis, donde se va a evaluar:
- Edad
- Historial médico
- Medicamentos
- Factores específicos del estilo de vida de un paciente
- Existen diferentes pruebas para saber si un paciente tiene coágulo de sangre en su cuerpo:
- Un análisis de sangre llamado D-Dimer
- Una ecografía del brazo o la pierna para buscar trombosis venosa profunda (TVP)
- Una tomografía computarizada del tórax con tinte intravenoso para buscar una embolismo pulmonar (EP).
La trombosis es una afección grave y potencialmente mortal que requiere atención médica inmediata. El tratamiento puede diferir según el paciente, pero generalmente incluye medicamentos anticoagulantes para aflojar los coágulos y prevenir la formación de nuevos.
Según las condiciones de cada paciente, va a necesitar:
- Anticoagulantes. Ya sea inyectables como la heparina, enoxaparina o heparina de bajo peso molecular, o comprimidos como apixabán, dabigatrán y rivaroxabán, edaxabán y warfarina.
- Dispositivos mecánicos. Las medias de compresión son el mejor ejemplo. Con ellas se busca disminuir su riesgo de problemas a largo plazo que pueden ser causados por coágulos.
- Terapia trombolítica.
El diagnóstico y el tratamiento tempranos pueden conducir a la recuperación, pero puede haber complicaciones a largo plazo, como el síndrome postrombótico y la hipertensión pulmonar tromboembólica.