La estimulación de la piel da origen a cinco formas de sensaciones: tacto, presión, dolor, calor y frío
Cada una de ellas depende de un tipo especial de órgano receptor. Estas se originan en las ramificaciones terminales del axón, después que éste pierde sus envolturas de neurilema y la vaina de mielina. Solo la sensación de dolor carece de un órgano especializado, ya que corresponde a estímulos directos aplicados a terminaciones nerviosas de la periferia.
Tenemos tres kilos de piel, con un espesor de 1,5 mm, los cuales están llenos de terminaciones nerviosas. Estas no se encuentran distribuidas en forma homogénea. Las yemas de los dedos, los labios, la lengua y la punta de la nariz, que son las más sensibles, tienen hasta 500 receptores por cm2.
Las sensaciones del tacto son más complejas que la visión y la audición, porque generalmente constituyen una mezcla de varios estímulos. Cuando el alfarero toma un puñado de arcilla para apreciar su calidad, percibe su textura, su tamaño y la dureza de las partículas, así como la humedad y plasticidad del material.
Los receptores térmicos, los táctiles y los de la presión son selectivos; cada uno de ellos responde a un determinado tipo de estímulo. En cambio, en las terminaciones nerviosas que detectan el dolor no hay selección; pueden ser estimuladas por agentes químicos, estímulos mecánicos, eléctricos o térmicos, siempre que sean lo suficientemente intensos como para producir dolor.
El sistema muscular, el motor del cuerpo
La parte activa del sistema locomotor, que libera la energía almacenada en productos combustibles, generando calor y eliminando desechos, es el extenso y complejo sistema muscular.
La parte más conocida de este gran complejo está conformada por los músculos voluntarios o esqueléticos, que se unen a la armazón del cuerpo y mediante las contracciones musculares que provocan el cambio de posición de las piezas del esqueleto. De esta manera se realiza el trabajo necesario para que el cuerpo se mueva.
La capacidad de moverse y de cambiar de lugar en el espacio comúnmente se asocia al reino animal. Sin embargo, algunas especies como los corales están fijas y solo nadan libremente en sus primeras fases de desarrollo; algunos celenterados como las anémonas de mar se confunden con flores por estar fijas.
Definitivamente nuestro cuerpo posee curiosidades infinitas, y a medida que pasa el tiempo debemos cuidarnos más.
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