La ansiedad es un estado de agitación del ánimo, de perturbación, además angustia que un niño no puede controlar y que termina afectándole al comportamiento
La ansiedad y el estrés no solo lo padecen los adultos. Los niños también pueden vivir ataques de ansiedad debido a determinadas situaciones que les afecte y descontrole.
Lo primero que debes identificar son las señales que indican que el niño sufre de ansiedad
La ansiedad es un estado de agitación del ánimo, de perturbación, además angustia que un niño no puede controlar y que termina afectándole al comportamiento. Un niño con un cuadro de ansiedad puede encerrarse en su mundo y negarse a comunicarse o también puede estallar en un torbellino de ira con un berrinche o una conducta agresiva.
Están los niños que son más imaginativos, los que tienden a exagerar las cosas, los niños que están frecuentemente a la defensiva y los que tiene problemas para controlar las emociones, son más expuestos a sufrir ansiedad.
Estos son los síntomas más comunes de la ansiedad en los niños:
1. Taquicardias, nerviosismo
Si en algún momento has sufrido un ataque de ansiedad, habrás notado cómo de repente el corazón se ‘descontrola’ y comienza aumentar las palpitaciones. Esto asusta mucho al niño, que no sabe por qué le pasa eso, y el miedo no hace más que empeorar la situación.
2. Dificultad para respirar
Al acelerarse el corazón, al niño le cuesta más mantener la respiración pausada. La respiración tiende a acelerarse y se vuelve ‘más torpe’. En casos extremos, puede llegar a hiperventilar y sufrir un mareo o un ligero desmayo.
3. Sudoración excesiva
Cuando comienzan a ponerse nerviosos que desencadena hace que el cuerpo sude más.
4. Mareos
Al tener dificultad para mantener un ritmo sereno de respiración, el cerebro sufre un déficit de oxígeno, lo que puede producir algún mareo y un intenso dolor de cabeza.
5. Tensión muscular
Los músculos se contraen, se tensan. El cuerpo reacciona ante la ansiedad como si tuviera que enfrentarse a un enemigo.
6. Dolor de estómago
El estómago es receptor de un buen número de terminaciones nerviosas. La angustia y la ansiedad afectan directamente al estómago.
Para detener la angustia, lo mejor es encontrar el origen. En pleno ataque de ansiedad lo mejor es intentar tranquilizar al niño para que vuelva a controlar sus emociones. Puedes utilizar técnicas de relajación pero sobre todo, funcionan muy bien las que tienen que ver con el control de la respiración.