La reunión vía telefónica entre los presidentes se produjo luego de otra entre Macron y el presidente ruso
Los mandatarios de Francia, Emmanuel Macron, y de Ucrania, Volodímir Zelenski, reafirmaron, a través de una conversación telefónica, su compromiso al diálogo con Rusia sobre la base de los Acuerdos de Minsk y en el llamado formato de Normandía.
Fuentes del Elíseo señalaron que Macron y Zelenski acordaron durante ese diálogo, que duró algo más de una hora y media, en «continuar los esfuerzos en favor de la desescalada y del diálogo» en el marco del formato de Normandía (Rusia, Ucrania, Francia y Alemania) para aplicar los acuerdos de Minsk de 2019.
Unos acuerdos que establecieron es un alto el fuego en el conflicto por la región separatista del Donbás, de la que Kiev ha pedido el control casi por completo, y fijaron un marco de discusión.
La reunión vía telefónica entre los presidentes de Francia y Ucrania se produjo unas horas después de otra entre Macron y el presidente ruso, Vladimir Putin, en la que los dos mandatarios confirmaron sus serias diferencias, pero en la que el jefe del Kremlin había asegurado que no tenía intención de ir a la confrontación.
Putin insistió en sus imposiciones para que los occidentales le garanticen la seguridad de Rusia, que a su parecer pasa en primer lugar por el compromiso de que Ucrania no entrará en la OTAN y de que se retirarán de los países europeos próximos a sus fronteras que pertenecieron al bloque soviético las fuerzas y armamentos ofensivos.
Frente a esas exigencias y el contexto de advertencias sobre una posible invasión rusa de Ucrania, Macron le ratificó a Zelenski «la plena solidaridad de Francia» y «su determinación para preservar la integridad territorial y la soberanía del país en un contexto de volatilidad».
Por su parte, el presidente francés dio detalles sobre las discusiones que había mantenido con Putin, quien por su parte le sigue insistiendo a Macron en la importancia de que el Gobierno ucraniano cumpla estrictamente con los Acuerdos de Minsk de 2019.
Sobre todo en lo referente al «diálogo directo» con los rebeldes cuyo principal apoyo es Moscú para decidir el estatus especial del Donbás (región con una importante población rusófona) dentro de Ucrania.
Rusia, protegiéndose en lo firmado en Minsk, presiona para que Ucrania modifique su Constitución y el Parlamento apruebe un estatuto que garantice la autonomía al Donbás y un proceso político para que esa autonomía se aplique en la práctica.
Sin embargo, Kiev exige garantías de que si lleva a cabo esos cambios recobrará la soberanía plena sobre esos territorios, y mientras tanto se resiste a negociar directamente con los separatistas, porque estima que es una forma de reconocerles legitimidad cuando su posición es que quien está en realidad al mando en ese conflicto es el Kremlin.
