Los estudios sostienen que esa óptima condición física la cual siempre perseguimos, es directamente proporcional a la gloria social de la que gozan
Si imaginamos a dos personas teniendo sexo, por lo general, pensamos en una pareja, joven y atractiva. Lo que viene siendo el estereotipo o la imagen que nos venden del sexo. Pero por mucho que nos empeñemos en ocultarlo, casi todo el mundo guarda una vida erótica (con excepción de los asexuales). Y esa totalidad abarca a mayores de 70, incluso a los octogenarios, que viven su experiencia de cama con igual pasión que el resto.
Para mantener relaciones sexuales no necesitamos ser atletas, ni modelos, ni nada tiene que ver con la edad simplemente, deberíamos permitirnos ser nosotros mismos: sentir, estar abiertos al placer y potenciar el poder de nuestra imaginación, solos o en compañía.
Los estudios han empezado a incluir la valoración de la sexualidad como un índice favorable de calidad de vida, incluso cuando hay enfermedades crónicas asociadas a la edad y consideran que tenerlo es una inversión de bienestar.
Otras investigaciones señalan que las relaciones sexuales reducen la carga de las enfermedades durante la vejez, puesto que la hormona sexual femenina que se produce durante el orgasmo parece promover la salud de las mujeres mayores.
Seguir manteniendo relaciones sexuales durante este ciclo de la vida es la mejor salud emocional, puesto que la intimidad o la cercanía con la pareja permiten expresar sentimientos, a través de caricias, besos, abrazos o sonrisas, ayudando así a reducir el estrés.
Asimismo, si la penetración no es posible, las expertas recomiendan no frustrarse, pues el sexo implica otros muchos caminos por descubrir, relacionados con tocamientos, palabras y zonas olvidadas del cuerpo.
