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Salud

El cuidado de la piel no es negociable

La sustitución de productos ilegales en Venezuela para el supuesto cuidado de la piel, pone en alerta a dermatólogos y distribuidores autorizados, que ven cómo se pone en riesgo la salud

Al igual que el resto de los órganos del cuerpo, la piel amerita especial atención. No solo nos vincula con el medio ambiente, convirtiéndose en barrera protectora, sino que también es nuestra carta de presentación frente a los demás.

El cuidado de la piel no es negociable. En este sentido, las claves al momento de adquirir cualquier producto médico o cosmético son: responsabilidad, seguridad, garantía, eficiencia clínica y ausencia de efectos secundarios.

Para la doctora Mara Loyo, médico especialista en dermatología, venereología y dermatología cosmética, lo más importante es la responsabilidad detrás de un producto original. Se refiere a la calidad de la materia prima utilizada y a la garantía que se tiene sobre las buenas prácticas en los procesos de elaboración y distribución.

“Un laboratorio serio, como es el caso de Galderma, con presencia mundial y que cuida muchísimo su prestigio, garantiza que el producto no propicia el acné, no es alergénico, no tiene conservantes y además, como en el caso de algunos productos Cetaphil, no tienen perfume, porque está dirigido a pieles sensibles”, advierte la especialista.

Legal vs ilegal

Al comprar un producto ilegal, no se sabe lo que se está aplicando sobre la piel. Probablemente ese producto no tiene los estándares de calidad del original. “Si fuese así, tendrían su propia marca y un estándar reconocido mundialmente”, dice la dermatóloga.

Afirma que este tipo de mercancía no puede brindar una respuesta clínica ni terapéutica apropiada. Por el contrario, podría producir afecciones graves como brotes de acné, alergenicidad o hipersensibilidad. “La persona tendrá que consultar a un dermatólogo”.

En Venezuela muchos productos no solo son contrabandeados, sino que no cumplen con la normativa

Por su parte Armando Loynaz, vicepresidente de Casa de Representación Aropharma, encargado del manejo logístico, operativo y comercial de productos farmacéuticos, explica que cuando se compra un producto en una farmacia o establecimiento debidamente avalado por las autoridades sanitarias, se adquiere un artículo con un registro o un permiso sanitario de importación que cumple con una auditoria.

Señala Loynaz que, por ejemplo, al introducir la marca Cetaphil en Venezuela y venderla a través de las grandes cadenas de farmacia, “somos responsables de lo que ese producto pueda ocasionar y debemos cumplir con las normas de fármaco vigilancia.

Por el contrario, un importador de productos piratas, ilegales o contrabandeados, no se hace responsable y el paciente no va a tener a quién acudir si llega a verse afectada su salud”. Al comparar un producto legal contra uno “pirata”, este último excluye totalmente el tema regulatorio, el manejo logístico y la responsabilidad.

Ese proceso de registro cumple con una auditoría a través del Ministerio de Sanidad, lo que significa que se ha presentado la documentación necesaria para su evaluación, incluyendo el certificado de buenas prácticas de manufactura y los certificados de libre venta en Venezuela.

Productos “trampeados”

Según el vicepresidente de Aropharma, en Venezuela muchos productos no solo son contrabandeados, sino que no cumplen con la normativa de medicamentos para Latinoamérica.

Explica que, en mercados como el estadounidense, se encuentran cremas que vienen en empaques tipo three pack. Los importadores irresponsables compran estos empaques y luego los desmiembran para vender los productos por separado. “Esos productos están diseñados para cadenas de mayoristas en los Estados Unidos y representan un riesgo porque, por ejemplo, no tienen fecha de vencimiento porque la misma viene en la caja del three pack y no en cada empaque individual”. ¿Cómo saber si es apto para su uso?

Tanto la doctora Loyo como el directivo de Aropharma, señalan que el público de un bodegón ubicado en una zona de alto poder adquisitivo, por ejemplo, esperaría que ese establecimiento tuviera productos originales. Pero no necesariamente es así. “Ante esto, una persona que resulte afectada por un producto que entró al mercado por vías no convencionales, no puede reclamar a los distribuidores autorizados en el país ni esperar una respuesta de un producto que no es original”.

Recomendaciones para el usuario

Enfatiza la dermatóloga que lo primero es que el paciente compre específicamente lo que dice el récipe médico, evitando cambiar el medicamento sin consultar a su especialista. En el caso de los productos Cetaphil, todos vienen identificados con un sticker que indica que ha sido importado por Casa de Representación Aropharma. Al estar diseñados para el mercado Latinoamericano, el empaque viene en castellano y en portugués. Y lo más importante: muestra el registro sanitario en la etiqueta.

“Desde el punto de vista comercial, solo en cadenas de farmacias y tiendas especializadas en el cuidado de la piel”, advierte Loynaz. Igualmente, algunos profesionales de la medicina venden los productos debidamente importados por Aropharma.

En cuanto a Cetaphil, recuerda la especialista que la marca cuenta con un código QR que valida que es original y que está dentro de las tablas de comercialización a escala global.

“Otro punto es tener sentido común. Si se revisan estas tablas internacionales y el producto cuesta 15$ y lo están vendiendo a 3$, hay que sospechar; al igual que si eres usuario permanente de un producto y de pronto cambia”.

La recomendación es que, si no se sabe la procedencia de un producto, el paciente debe pensar que pudo haber sido mal manejado o, peor aún, falsificado. “Si lo pones en tu piel, estás teniendo una falsa sensación de seguridad que te puede traer más adelante algún inconveniente. Si compras legal, estás comprando la certificación de que lo que te estamos vendiendo es lo que realmente está en el empaque”, finaliza Loynaz.

Nota de Prensa: Leonisia Cusati

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