Demencia vascular y Alzheimer son enfermedades que persiguen al adulto mayor y el doctor, Aquiles Salas Jiménez nos da la respuesta
El cerebro del ser humano es uno de los órganos que sufre de envejecimiento, que con el paso de los años en el adulto mayor puede registrar patologías neurocognitivas que nada tienen que ver con la demencia y que traen consecuencias como el olvido de personas a las que se ama, de lugares que le eran conocidos y de hechos recientes de su vida.
El internista y geriatra, el doctor Aquiles Salas Jiménez, director Médico del centro integral de atención al adulto mayor “Hogar La Ponderosa”, ubicado en Caracas, explica que estos olvidos no se tratan de una reacción por locura o demencia, sino que es la consecuencia de trastornos neurocognitivos debilitantes como el Parkinson o Alzheimer y sus variantes.
Además advierte que un diagnóstico oportuno puede retardar los procesos de olvido y de respuesta en los abuelos.
“El cerebro de una persona adulta, si bien tiene cambios en el orden de la atención y grabación, puede mantener una adecuada funcionalidad con una estimulación profesional, sin que aparezcan problemas patológicos, a menos que surja una enfermedad”, destacó.
Agregó Salas que en estos casos “tendrán cambios en la motricidad, algunos se vuelven más lentos, se registrarán cambios en el equilibrio del cuerpo, porque todos vamos haciendo una curva a nivel de la columna vertebral y cambiamos nuestro centro de gravedad, consecuencia del paso de los años y se crea alguna inestabilidad para la marcha. Pero hay otros que tienen trastornos de la marcha por enfermedad, como en el caso de Parkinson, que es una condición patológica”.
El doctor explica que, en el caso de los adultos mayores, debe realizarse un diagnóstico para identificar si se trata de situaciones neurológicas, patológicas o estos cambios son consecuencias de una enfermedad.
“Existen enfermedades neurodegenerativas, luego están las musculoesqueléticas -que causan dependencia por movilidad- y luego las pulmonares y cardíacas. En una persona mayor pueden confluir varias que la pueden llevar a mayor dependencia”, acentuó el especialista.
Síntomas de las enfermedades neurodegenerativas
El experto, formado en la Universidad de Harvard (Estados Unidos), explica que en el adulto mayor se puede dar un deterioro vascular y en otros casos el Alzheimer.
“La demencia senil no existe. Su correcta definición es demencia vascular porque se trata de una consecuencia por el deterioro vascular – conductos por los que circula la sangre y otros líquidos en el cuerpo-, en cambio el Alzheimer, es una demencia degenerativa con una base fisiopatológica distinta”.
Explicó que todas las patologías neurodegenerativas tienen en común los síntomas y son confluyentes.
Salas especificó que “para todas las demencias, incluso el Alzheimer, los grandes síntomas son de dos grupos; los primeros de memoria, con diferencias cognitivas que se generalizan y que incluyen cambios en la toma de decisiones, para planificar algo, para recordar hechos recientes, incluso dificultades para manipular un teléfono, computadora o las claves. Todo se ubica en lo que llamamos cambios de memoria, pero atienden a una serie de diferentes áreas del cerebro”.
El segundo elemento a considerar es la edad de la aparición y la presencia de enfermedades que afecten las arterias como la diabetes, la hipertensión o hábitos como el consumo de tabaco, el alcohol y drogas de otro tipo, las cuales favorecen el deterioro de las arterias y el daño vascular.
Pero, el Alzheimer y la demencia vascular no son los únicos trastornos neurodegenerativos, Salas recuerda que también se suman la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Huntington y la esclerosis múltiple.
Diferencias entre la demencia vascular y Alzheimer
El doctor Salas señala que al hablarse de demencia las personas suelen asociarlo con locura y no es así. “La demencia es un trastorno neuropsiquiátrico con bases neurológicas, de deterioro del cerebro y tiene síntomas de falla de memoria y cambios de conducta. Hace ya cinco años se dejó de denominar demencia y se clasificó como trastornos neurocognitivos mayores y menores”.
En el caso del Alzheimer, que es un Trastorno Neurocognitivo Mayor, los síntomas son progresivos e insidiosos mientras que en la persona con demencia vascular puede haber fluctuaciones de estos síntomas, según detalla el doctor. “En el Alzheimer no hay retorno, pero en la demencia vascular se puede encontrar que es una progresión variable dependiendo de las intervenciones que se hagan. En algunos casos la demencia vascular puede coincidir con el Alzheimer”.
El diagnóstico de las enfermedades demenciales es complejo y exige un protocolo de trabajo que incluye a varios profesionales: los médicos, los bioanalistas, los radiólogos y los neuropsicólogos, que hacen las pruebas cognitivas. “Si no se cuentan con estos 4 aliados se tiene baja probabilidad de diagnosticarla y diferenciarla”.
“El lenguaje, la expresión y otros síntomas de memoria suelen aparecer tempranamente en la enfermedad de Alzheimer y posteriormente los síntomas conductuales y del comportamiento; la distancia entre la aparición de ambos grupos de síntomas es variable y en ocasiones coinciden. En la demencia vascular pueden aparecer simultáneos, pero con fluctuaciones en su expresión y además pueden inclusive no mostrarse, por algún tiempo”, advirtió.
“No todo el mundo que tenga cambios de memoria visibles y notorios tiene una enfermedad de Alzheimer u otra variante, pero con diagnóstico oportuno quien tenga un trastorno cognitivo menor puede ser tratado y se retrase su avance para evitar que, en los siguientes años, la persona desarrolle uno mayor, como el Alzheimer”, aclara el geriatra.
Para finalizar el doctor Salas destaca que cuando el deterioro aparece, hay que procurar que no se acelere en forma importante y allí es donde intervenciones oportunas en la casa o en centros de atención integral del adulto mayor existentes en Venezuela como el “Hogar La Ponderosa”, tienen cabida porque puede darse la diferencia con los procesos de estimulación, la socialización con pares, las terapias cognitivas y el ejercicio.