El vibrador puede ser un complemento sexual que se utiliza durante la masturbación y las relaciones sexuales
La compañía estadounidense Hamilton Beach lanzó en 1902 el primer vibrador eléctrico para venta comercial, convirtiendo al vibrador en el sexto aparato doméstico en ser electrificado. De hecho, el vibrador eléctrico llegó al mercado mucho antes que otros aparatos domésticos que hoy se consideran esenciales.
Antes de su origen, en el siglo 19 se diagnosticó errademente la «Histeria» como una enfermedad que le ocurría al 75% de las mujeres. Teniendo como síntomas dolores de cabeza, nerviosismo, falta de apetito, ansiedad, malhumor. La enfermedad en esa época se consideraba no curable solo tratable.
Consistía en masturbar a la mujer, porque se creía que la causa era la insatisfacción sexual. Esta masturbación podía darse por un desconocido, sin que eso supusiera ningún agravio para los maridos, padres o parejas de esas mujeres portadoras de esta terrible e incómoda enfermedad.
Como cosa curiosa, no se consideraba eficaz el tratamiento si la mujer se auto estimulaba, o peor aun se le calificaba como pervertida o pecaminosa, y hasta de generar problemas físicos y/o mentales se pensó. Previamente, el tratamiento era que los médicos acariciaran manualmente a la paciente hasta que alcanzar el orgasmo que en el contexto de la época se le denominaba «paroxismo histérico» al considerar el deseo sexual femenino reprimido como una enfermedad.
Este «Tratamiento» duraba alrededor de una hora, evidentemente esto no era rentable, es donde se materializo la idea de crear e industrializar la terapia. Así nació el Manipulator, el cual era un masajeador a vapor que sustituyo la mano del tratante. La mesa de madera en la que las mujeres debían colocarse, no resultaba ni excitante, ni cómoda, pero el atractivo era la vibración del aparato.
Fue el médico británico Joseph Mortimer Granville, el inventor del primer vibrador con baterías, y de forma fálica. Aunque su tamaño todavía no era el adecuado, y por supuesto seguía siendo necesario ir a la consulta.
Aunque la mayoría de los vibradores estaban destinados a un público femenino, también se diseñaron algunos para uso masculino, incluyendo modelos en forma de cinturón, que se decía ayudaban a estimular la circulación, y vibradores internos para dar masaje y “descargar” la próstata.
Los vibradores se vendían disfrazados de utensilios de terapia. Cuando salió a la luz que el tratamiento para la histeria femenina era básicamente una sesión de masturbación (ya que la enfermedad no existía) y el cine demostró los hechos en pantalla grande, la gente empezó a ver a los vibradores como objetos de perversión sexual.
En la actualidad, las compras son más habitual y sencillas a través de los Sex Shops.