Los empresarios se han cansado de reclamar como, a través de estos puntos, se demoran y pierden mercancías, para que dejen pasar la carga
Tomás Socías López. Hace varios días, el presidente Nicolás Maduro ordenó desmantelar las alcabalas, entre varias razones, por los problemas que se generan en esos llamados “puntos de control”, y por los inconvenientes prácticos que todos conocemos para los particulares, la circulación nacional y el traslado de la carga de alimentos y productos necesarios.
Recientemente sufrí en carne propia los efectos de las alcabalas. Era de día, estaba saliendo de la autopista a la altura de Macaracuay y me encontré dos. Me pidieron de todo, hasta el tamaño del tanque de gasolina, para poner una metáfora.
Imagínese Presidente lo que me preguntaron en las alcabalas de la Río de Janeiro, después de revisarme toda la maleta. “¿Por qué tiene tantas medicinas? Me pidieron récipes y no contemos más.
Pero también las hay en varios sectores de Caracas. En la entrada de Sebucán, en el desvío de la Cota Mil, hacia la Universidad Metropolitana, en la avenida Río de Janeiro, a la altura del puesto de tránsito en la California. ¿Por qué tantas? Me pregunto y sobre todo contraviniendo la orden presidencial.
Y lo peor, es que paran hasta a señoras de la tercera edad que se tienen que bajar de los vehículos, abrir los maleteros y responder todo tipo de preguntas.
Presidente Maduro, con el mayor respeto, esto le hace daño al país y no digamos al transporte de carga nacional, afectando la rapidez y eficiencia del abastecimiento nacional. Tanto, que en la Asamblea de Fedecámaras fue un punto importante de la agenda.
Para citar un ejemplo, tenemos el caso de los presidentes de las cámaras en el estado Bolívar. Me contaron que tuvieron que pasar por 20 alcabalas, Presidente.
Los empresarios se han cansado de reclamar como, a través de estos puntos, se demoran y pierden mercancías, para que dejen pasar la carga.
Y eso se debe recargar obligatoriamente en el precio final de los productos que llegan a los anaqueles.
Imagine Presidente, un productor de queso que deba entregar 16 bultos del rubro, desde que sale de la finca, hasta que llega a Caracas.
Eso es plata perdida, esfuerzo y finalmente se afecta a las familias y al que menos tiene, que no es culpable de las vías del país estén llenas de alcabalas, muy diferentes a los Cuadrantes de Paz, que son un punto de apoyo permanente.
Así es que, por el bien del país, señor Presidente, y con todo respeto otra vez, que se cumplan sus palabras y que se acaben las alcabalas.
Analista Político y Económico. Exministro de Comercio.
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