Para dar un toque especial a tus platillos con este ingrediente que se convirtió en tendencia gastronómica mundial, no necesitas ir a Japón
El ajo negro -originario de Japón- se obtiene a través de un proceso de fermentación natural del ajo blanco que es capaz de potenciar sus propiedades nutricionales, como su alto contenido en antioxidantes que ayudan a combatir los efectos del envejecimiento celular.
Esto sin contar que es un gran aliado para prevenir y controlar desde enfermedades crónicas hasta degenerativas.
A diferencia del ajo blanco, el negro posee una textura más suave y es más seco.
¿Cómo hacerlo?
- En agua de mar previamente hervida y enfriada, se debe salar las cabezas de ajo blanco. Si no vives cerca de una zona costera, se puede usar sal marina, disolviendo un buen puñado en agua. En ambos casos, dejar las cabezas sumergidas durante 10 minutos.
- Pasado el tiempo retirar y envolver en papel de aluminio para luego cocinar durante 10 minutos en el horno a 60ºC.
- Dejar que las cabezas de ajo se sequen naturalmente al Sol durante una semana sin sacarlas del papel de aluminio. Cuando finalice el proceso, los ajos habrán adquirido una textura tierna.
- Retirar las cabezas de ajo del papel de aluminio y guardar en un envase o frasco con cierre hermético para que se fermenten.
- Controlar diariamente para evitar que adquieran humedad y se dañen.
Para que se conserven más tiempo, almacenar en un frasco con aceite o deshidratados en un recipiente al Sol.
