En la montaña de los 7 colores, llegó al lugar un adorable, amistoso y servidor perrito, el cual quiso convertirse en guía para los turistas
Perú, es uno de los países más atractivos para el turismo, pues cuenta con paisajes y zonas preciosas para visitar y apreciar, Machu Picchu es uno de los destinados más comunes, no obstante, existen otros por los que las personas pagarían lo que sea por visitar, uno de ellos es la montaña Vincunca, más conocida como la montaña de siete colores en Cusco.
Como su nombre lo dice, esta montaña se caracteriza por ser poseedora de diferentes franjas de colores, que se han creado producto de los minerales. Entre los colores principales resaltan tonos fucsias, morados, verdosos y amarillos, la preciosa montaña se puede apreciar desde 100 kilómetros a lo lejos.
Recientemente, los radiantes colores no han sido el único motivo de atención en la montaña, pues hace un tiempo, llegó al lugar un adorable, cariñoso, amistoso y servidor perrito, el cual quiso convertirse en guía para los turistas.
A penas llega un grupo de turistas, él baja alegremente a saludar a las personas, luego, se dispone a darles la bienvenida con saltitos y lamidas, posteriormente y después de que lo acarician, él asocia que los turistas aprecian su compañía, por lo que el peludito emprende un caminata junto a ellos, eso sí, él siempre va adelante de todos, pues quiere guiarlos.
El chiquitin todo el tiempo está a disposición de los demás, le gusta jugar con ellos, acurrucarse para dar una fiesta y recibe lo que le quieran brindar, nunca exige nada.
Doc, es el nombre que los turistas le quisieron dar, él acompaña a cada persona hasta el final de su visita, desde el comienzo hasta el final. No parece entristecerse cuando las personas se van, todo lo contrario, se despide de ellos como entendiendo que su paso por ahí es transitorio.
Muchas personas aseguran que han intentado que Doc, se vaya con ellos a casa, pues quieren mejorar su condición de vida, no obstante, el perrito ve la montaña como su hogar y se siente obligado a protegerla, por lo que se niega a irse.
Con el tiempo las personas comenzaron a entender que él no era ni se sentía como un cachorro abandonado, todos comenzaron a verlo como parte del paisaje.
Así mismo, agradecen que alguien tan cariñoso y alegre este allí para dar la bienvenida y compartir una experiencia maravillosa, ¿Quién podría pasarla mal con un compañerito tan agradable?