Es considerado como uno de los animales más raros del mundo. Por ser poco conocido, aún no existen políticas para su conservación
El armadillo culotapau o Calyptophractus retusus del cual existen pocos estudios, se encuentra en peligro debido al crecimiento urbano vertiginoso de la ciudad de Santa Cruz, Bolivia que cuenta con casi dos millones de habitantes.
La deforestación y la ocupación humana que crece cada día más, disminuyen el hábitat del armadillo, considerado como uno de los animales más raros del mundo. Esto sin contar que en la época de lluvias, las inundaciones provocan su muerte por ahogamiento.
«El negocio de la construcción también provoca que le quiten la arena en la cual se resguarda. Otro factor que afecta a esta especie es que hay sindicatos de extracción de áridos, que extraen arena en los márgenes de la zona donde vive este animal. Así se promueven procesos destructivos de los arenales naturales del lugar», denunció para Sputnik, el biólogo Huáscar Bustillos Cayoja, quien le siguió la pista a los armadillos con el fin de activar políticas para su conservación, considerando que no aparecen en el Libro rojo de los vertebrados de Bolivia.
Precisó que en el país existen 10 especies de armadillos, siendo el coseberú el menos conocido.
Destacó que aún se desconoce la cantidad de ejemplares existentes o con qué frecuencia se reproducen, teniendo en cuenta que comenzaron a ser vistos por el crecimiento desmedido de la población que los hizo salir de sus madrigueras.
«No se sabe mucho sobre esta especie. Son muy pocos los reportes sobre su forma de vida. Por otro lado, no se lo puede ver porque es un armadillo que se ha adaptado a una vida subterránea», explicó, haciendo referencia a que su investigación inició hace 10 años, cuando encontró un ejemplar arrollado en una avenida periférica.
Detalló que los armadillos, tienen un «color rosado que se mimetiza con el suelo. Escucha un ruido y puede desaparecer en segundos bajo la arena. Otro detalle es que se mueve en el crepúsculo y la noche, lo cual incrementa más la dificultad para verlo. Es silencioso, pequeño, evasivo».
El armadillo -cuya dieta es a base de insectos- fue visto por primera vez en 1859 en El Pari, mientras que en 1873 el naturalista alemán nacionalizado argentino, Hermann Burmeister, lo describió. De allí que también se conozca como «el armadillo de Burmeister».
«También se lo conoce como yeta, que quiere decir mala suerte. Esto viene de que tiene un llanto muy particular, muy lastimero y sonoro, que recuerda el llanto o el gimoteo de un bebé», agregó.