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Biden acusa a China de retener “información crucial” sobre los orígenes de la covid-19

El espionaje de Estados Unidos no ha podido confirmar que la covid-19 haya sido desarrollada como un arma biológica por el Gobierno chino.

Esa es una de las principales conclusiones de un informe que cuatro agencias de inteligencia entregaron al presidente Joe Biden el martes después que este les hubiera dado 90 días para investigar el origen de la enfermedad. El mandatario, a través de un comunicado emitido el viernes, acusó a Pekín de obstaculizar las investigaciones. “Existe información crucial sobre los orígenes de esta pandemia en la República Popular China, pero desde el principio, los funcionarios del Gobierno chino han trabajado para evitar que los investigadores internacionales y miembros de la comunidad de salud pública mundial accedan a ella”, dijo en el texto.

Biden asegura que Pekín “sigue rechazando los llamamientos a la transparencia y reteniendo información” cuando el número de víctimas de la pandemia sigue creciendo. Las conclusiones del documento clasificado se inclinan, con un “bajo grado de confianza” no obstante, hacia que el origen de la enfermedad fue provocado por la exposición natural “a baja escala” a un animal infectado a más tardar en noviembre de 2019. “Consideramos que el virus no fue desarrollado como un arma biológica”, afirma el texto, que también afirma que los funcionarios del Gobierno chino no supieron de su existencia hasta después del brote de Wuhan. La valoración se basa en “los numerosos vectores de exposición de los animales” existentes.

Una de las cuatro agencias de inteligencia argumenta con “un nivel moderado de confianza” que apoya la tesis de una filtración de laboratorio a través de “experimentos, el manejo de animales o de muestras del Instituto de Virología de Wuhan”. Antes del brote de la pandemia había dos laboratorios trabajando con muestras de la enfermedad en la ciudad china, pero los esfuerzos de los espías estadounidenses se han concentrado en investigar al instituto. Otras tres agencias no se pronuncian sobre ninguna de las dos hipótesis mencionadas. El documento no aclara cuáles de las 18 agencias de inteligencia al servicio de Washington han estado implicadas en la redacción del documento.

Algunos funcionarios en Estados Unidos han recibido con decepción el informe pues lo califican de poco concluyente. Los congresistas han pedido a Washington insistir en la investigación hasta tener más certezas. Otros legisladores han hecho un llamamiento para crear una comisión independiente especial en el Congreso, como la que se organizó tras los ataques terroristas del 11-S, que ayude a despejar los misterios que aún envuelven el origen de la pandemia con el apoyo de expertos científicos internacionales.

La respuesta de la Embajada de China en Washington llegó la noche del viernes. La diplomacia de Pekín acusó a los servicios de inteligencia estadounidenses de “manipulación” y de usar al Gobierno asiático como “un chivo expiatorio” partiendo de una “presunción de culpabilidad”. “El informe de la inteligencia estadounidense muestra que Estados Unidos está empeñado en ir por el camino equivocado de la manipulación política”, añade el comunicado.

La respuesta china afirma que el documento estadounidense no cuenta con “bases científicas ni credibilidad”. “Estados Unidos está repitiendo sus viejos trucos”, dice el comunicado en referencia a su empeño por restar credibilidad al informe realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que participó China y por dar “confianza” al elaborado por sus agencias. El informe realizado por la OMS, no obstante, también provocó un choque entre Washington y Pekín.

China discrepa de las acusaciones de opacidad hechas por los estadounidenses. “Desde el brote de pandemia, China siempre ha seguido los principios de apertura, transparencia y responsabilidad”, dice el comunicado, que argumenta que el informe presentado en marzo de este año en conjunto con la OMS ”adoptó métodos científicos e incorporó autoridad y cientificidad”.

La nueva confrontación se suma al clima de tensión entre Estados Unidos y China. Joe Biden se ha fijado como objetivo una política que reduzca la influencia de Xi Jinping en la comunidad internacional. Las dos potencias continúan su pulso en los terrenos comercial y tecnológico, la carrera armamentística y la espacial, en lo que algunos analistas han considerado una nueva edición de la Guerra Fría.

Luis Pablo Beauregard

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