En su inicio fue vendiendo donas desde Instagram, entregando personalmente y también saliendo a ofrecer su trabajo en las calles
Gustavo Castillo, un venezolano que reside en Buenos Aires, Argentina, emprendió un negocio de donas llamado Donut Therapy, que le hace competencia a los locales de comida cercanos.
Castillo explicó que abandonó el país cuando la situación aún no era tan grave. “Cuando me fui, Caracas todavía era bien chévere”, dijo. Indicó que desde que llegó a Argentina trabajó en locales de comida, sin embargo, recuerda que la experiencia fue agobiante por los malos tratos y bajos salarios que obtuvo.
Las donas, con los sabores típicos de Venezuela, no eran una buena opción de negocio en Buenos Aires. “Los del kiosko de enfrente pronosticaron que el mío sería un fracaso”, informó. Aunque lo habían desmotivado diciendo que no iba a surgir, ahora en su negocio se hacen largas colas de personas mientras esperan por comprar una Dona en Donut Therapy.
El secreto de la masa
«Estas donas no son estándar, tienen mi toque personal. Llevan masa madre, leche, huevo y manteca, muy parecida a una masa brioche -explica el cocinero-. Además, la ligereza se logra con el tiempo de levado: primero toda la noche y después una segunda etapa antes de freírse». Eso no es todo, otro secreto es la frescura del producto. Castillo asegura que las donas que vende fueron cocidas «a lo sumo una hora antes de ser vendidas» en el mostrador.
Gustavo comenzó vendiendo donas desde Instagram, entregando personalmente y también saliendo a ofrecer su trabajo en las calles, es por eso que en su local los empleados son compatriotas, algunos recién llegados al país. Castillo recibe alrededor de cien currículums donde el 95% son de venezolanos. “La situación está difícil. Eso hace que yo sienta la obligación de darle trabajo a mis compatriotas. De darles trabajo y dignidad”, añadió el emprendedor.