La recarga es un término conocido en el mundo tecnológico en que vivimos, pero de igual manera se nos apaga nuestro interior
Cuando un teléfono, una Tablet, o una Laptop se nos descarga, la mayoría hace una crisis, porque siente que se “apagó” el mundo.
Pues de la misma manera, se nos apaga nuestro interior, y según vivamos, de muy mala manera. Muchas veces nos parece que no existe.
Y es que se ha ido tolerando tantas cosas y situaciones inusuales, absurdas y claramente escandalosas, que ciertamente nos hace pensar que el interior, nuestro interior, está seco, inexistente, dormido, indiferente… Y es tiempo de darle carga.
Es tiempo de revivir el poder inmenso del amor, la compasión, el asombro, la verdad, lo correcto, la solidaridad, la misericordia, el perdón y la fe. Es tiempo de lograr ese equilibrio entre cuerpo y espíritu sin el cual el ser humano está en segura decadencia.
Y si la realidad de un mundo convulso, sin límites ni normas, sin justicia ni equilibrio, no nos asombra lo suficiente como para provocar un cambio, entonces nos sumamos al caos. Y la humanidad clama paz por calma, por armonía, pero al mismo tiempo, se envuelve en el caos, en la prisa, en el desorden, en la vorágine, manifestando desacuerdos con lo que pasa, pero haciendo nada para lograr cambiar cosas.
Es obvio cómo nuestra capacidad de asombro se ha extendido tanto que ya no nos asombran las variadas escenas nuestra patética sociedad, donde todo se tolera, todo es posible, todo se olvida.
Donde la doble moral se pasea orgullosa por las disímiles creencias, y la semilla que vamos dejando para las cosechas futuras, se debilitan tristemente en su escala de valores y principios fundamentales. Haga su parte.
Busque primeramente su paz. Persiga el equilibrio interior con breve espacio de calma. Regálese tan solo un minuto para lograr dejar entrar en su interior la luz resplandeciente de la armonía perfecta, la calma envolvente del universo, en un solo suspiro.
No es difícil y no requiere de preparaciones especiales o lugares específicos. Donde quiera que se encuentre, cuando sienta que agobio del mundo es demasiado, ¡Regálese un minuto de calma! No importa donde esté o lo que esté haciendo, cierre los ojos por un minuto y no piense en nada.
Se recargará su interior con la paz que solo Dios puede darnos, y con ella a cuestas, podremos enfrentar la prisa y devaneos del mundo.
Hágalo varias veces al día, todas las que sean necesarias, y verá el resultado de sus acciones con sabiduría y justicia, en el orden perfecto, ausente de preocupación o ansiedad.
Y es que, solo manteniéndonos en perfecta paz, podremos escuchar la voz de Dios Padre, indicándonos el camino a seguir, dándonos esa sensación de seguridad y protección que necesitamos para seguir adelante en el camino de la vida.
Vivamos pues cada día de esa manera, como una nueva oportunidad para nacer de nuevo, para seguir renaciendo a una vida más buena y más bella.
Solo así podremos disfrutar de la belleza de la creación de Dios, en armonía perfecta, con los colores más insólitos adornando los cielos y los bosques, con sus atardeceres esplendorosos, con sus inusitados paisajes, con la puesta de sol y el esplendor de la aurora.
Dios hizo la belleza de la creación de manera perfecta, para el disfrute del efluvio de la paz. Use bien su tiempo. Muchos minutos para Dios, se verán multiplicados en muchas horas de paz y alegría.
Porque Dios sabía de antemano los problemas y dificultades que enfrentaríamos pero Él ha prometido la paz para nuestra vida, porque solo a través de la paz nos conectamos con Dios.
¡Hasta un próximo café y que Dios les bendiga!
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Nota de prensa: Andreina Hurtado / @andreinahurtado70