Autoridades que monitorean el volcán Cumbre Vieja, expresan tristeza al ver cómo lo mejor de la región es sepultado por la lava
«No hay futuro, sólo hay lava», «Nos hartamos de llorar», esto es un «desastre y una tragedia absoluta», fueron las frases más emotivas del presidente de la Asociación Canaria de Operadores y Pilotos de Drones (Ascadron) Domingo Fernández, cuyo equipo son los ojos de científicos y habitantes de La Palma desde que erupcionó el volcán Cumbre Vieja el pasado 19 de septiembre.
El también gerente de Dofer Ingeniería, detalló -según reseñó ABC– que en La Palma están desplegadas 4 docenas de aeronaves para vigilar la actividad del volcán.
Realizan varios vuelos diariamente en coordinación con todos los medios aéreos. El grupo está conformado por drones de varias entidades, como el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) Unidad Militar de Emergencias (UME) Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) entre otros que suman más de 590 recorridos.
«Los vecinos nos piden si podemos mirar si su casa sigue ahí, y muchas veces ya no hay nada, damos continuamente más malas noticias que buenas», lamentó haciendo referencia a que en las coladas de lava, «hay varios kilómetros en lo que ya no existe nada, pero la gente sigue teniendo la ilusión y la esperanza, porque eso no se pierde».
Relató que lo mejor de La Palma, está siendo sepultado por montañas de magma de hasta 30 metros de altura.
«El magma que sale de las entrañas de Cumbre Vieja está atravesando la vida de cientos de personas porque es uno de los pocos volcanes ‘urbanos’ de los últimos tiempos, el más destructivo del último siglo y el más monitorizado del mundo», sentenció.