Elegía políticamente incorrecta

El humor en Venezuela es algo insólito, cierta vez, mientras viajaba hicimos un alto, estábamos en Cumaná (estado Sucre, en el oriente venezolano), paramos a un lado de la carretera, en uno de esos tramos donde hay zonas comerciales en ambos sentidos de la vía, habían muchos locales donde se vendían todas esas cosas que se supone compran los viajeros, mientras los compañeros de carro compraban alguna cosa yo fui en búsqueda de cigarrillos, el primer local era una licorería de pueblo, solo licor barato y cerveza, alguna que otra botella de “vinos” o “sangrías” de estampa sospechosa. Allí estaba un señor muy bien vestido, serio, usaba lentes oscuros y sombrero pelo e´ guama, al preguntar por mi marca preferida de cigarros el responde  “Aquí no vendemos vicios” lo que me descolocó por un momento y sin poder hacer otra cosa que contestarle con el mismo humor negro.

Que era un contrasentido lo que dijo pues el alcohol aplica como vicio, él me respondió “El alcohol no es vicio, señor, el alcohol es cultura” , al escuchar su contesta sentí una epifanía como esas que dicen siente la gente cuando muere, en fracciones de segundo pasaron veloces tras mis ojos todas (o por lo menos las más edificantes y educativas borracheras insignes con tanta gente inteligente), olvidé lo que había ido a buscar así que me fui, tocaba sonreír y retirarse sin más comentarios, ese humor que te dice verdades parciales que sin embargo lo dice todo con pocas palabras, algo así como un profundo discurso filosófico disfrazado de frase banal, sobre todo para los que nos gusta compartir  trago y conversa poli temática sabemos todas esas cosas maravillosas que se aprenden mientras que uno se intoxica en buena compañía regando el encuentro con el alcohol que sea.

Los cigarrillos por el contrario , más allá del placer inconmensurable de la primera calada matutina con café recién colado, el obligatorio cigarrillo post coital ( hay ocasiones gloriosas en que va todo junto o por lo menos asociado) alguna vez hasta me obligaron a fumar desnudo en un balcón caraqueño pues a la dama no le agradaba el aroma del humo, las múltiples caladas de muchos cigarrillos bañados con cerveza , ron o lo que sepa bien entre gente inteligente, las situaciones con el cigarrillo están más asociadas a situaciones de estrés , a momentos de incomodidad, miedo (además de) más ansiedad como síntoma de lo desagradable que te pasa en la vida.

En cambio casi todas las situaciones con alcohol son buenas, quizás la única contra es aquella derivada de los despechos, que al final, cuando uno se vuelve a enamorar o anda de buena racha bendice.  Por la oportunidad de encontrar ese amor que siempre reconforta, en el otro caso y aunque muchos cuerpos no sea obligatoriamente sinónimo de felicidad tampoco amarga la variedad experimental en ciertas épocas de la vida, lo que en todo caso demuestra que aquel despecho espantoso de la última vez no era más que el preludio a algunas alegrías que sin la transitoria tristeza del amor perdido no serían posibles, así que hasta benditos son si están bañados en alcohol, que luego de la resaca viene la redención.

Aquel licorero de un caserío perdido en una carretera del oriente venezolano bien podría considerarse un de alguna manera sumo sacerdote de una de las religiones más abiertas del mundo, la del alcohol y la alegría, aunque en muchísimos casos está asociada a la violencia, eso tristemente es una posibilidad que no tiene mucho que ver con el alcohol pues igual como hubo Mozart , Vivaldi, Beethoven  y una lista larguísima de virtuosos en la historia de la música , también hay Daddy Yanki , Don Omar y Deadmetal.

Eso de la violencia y la malevolencia de la gente debe ser  algo asociado al ADN humano, cuando uno piensa en la insólita valentía que hacen los elegidos por la humanidad para demostrar que no todo está perdido. Si cambiamos la perspectiva del análisis también podemos ver que los arquetipos son flexibles  no todos los musulmanes son como Mohammed Alí, no todas las niñas afganas se identifican con Malala, no todos los izquierdosos viejos son tan inteligentes para desligarse con vergüenza de su pasado como Don Mario Vargas Llosa o ser tan silenciosos cómplices como el otro también Nobel de literatura pero colombiano quien jamás levantó su voz en contra de las barbaridades cometidas por Fidel y compañía. El alcohol no tiene culpa, también puedes ser vegetariano, tener un hostal para mascotas extraviadas, donar sangre u órganos pero ser una porquería como ser humano, volvamos a eximir de responsabilidad al alcohol.

No he podido encontrar la manera de contradecir a aquel señor, cada vez que enciendo un cigarro por gula en la soledad de mi casa, me siento un pecador reincidente entregado a un vicio en vez de predicar con el ejemplo para seguir compartiendo cultura.

José Ramón Briceño

2020

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