Detrás de la «ternura» que inspiran estos animales al ser presentados en diversos tonos, subyace una historia signada por el sufrimiento
En América Latina, lamentablemente es común ver en los mercados la venta de crías de pollo pintadas de colores llamativos, ofrecidos como juguetes para niños.
Después de ser comprados, estos animales por lo general mueren a las pocas horas porque son pintados con sustancias tóxicas que son absorbidas por el cuerpo a través de la piel y causan envenenamiento.
Según reseñó National Geographic, si no mueren a las pocas horas con «suerte» lo hacen pocos días después, debido a que quienes los adquieren no los ven como una mascota o animal de compañía, sino como un juguete desechable, al cual no se le suministra ni siquiera agua.
Como si esto fuera poco, pasan sus últimos días soportando el dolor de la piel quemada como consecuencia de la pintura tóxica.
Los pollitos son colocados en cubetas para rociarlos con tinta fosforescente. Algunos mueren en el sitio, mientras que los sobrevivientes son secados bajo el inclemente Sol.
De acuerdo al medio, en algunos casos los cascarones de los huevos son inyectados con tinta para que los pollos nazcan con los colores alterados. Acción que provoca que el animal presente problemas de salud o malformaciones.
En México la venta de estos animales, es ilegal, aunque no existe ninguna ley que los proteja.
Perú, Colombia, Filipinas, Japón y Marruecos se suman a la larga lista de países, donde se venden estos animales recién nacidos.
En China en vez de crías de pollo, pintan las de codornices para que se parezcan a los personajes del videojuego, Angry Birds.